viernes, 14 de septiembre de 2018

EL ALTET DE HACE 140 AÑOS

Lo que seguidamente van a leer no es otra cosa que la transcripción literal de un artículo que apareció publicado en el diario El Constitucional, Diario Liberal de Alicante, el viernes 18 de octubre de 1878, por tanto hace 140 años.


En él se describen como fueron las fiestas en honor de San Francisco de Asís en El Altet, conteniendo todos los actos que se programaron. Está escrito en un inconfundible estilo decimonónico, radicando su importancia en que nos permite imaginar como transcurrieron aquellos días. No todas las partidas pueden presumir (yo diría que ninguna) de tener una crónica tan antigua y tan detallada de sus fiestas patronales. He de confesar que tengo envidia de ello.
Finalmente destacar el siguiente párrafo que todo lo resume: “Hay horas en la vida que no debieran tener fin, y las pasadas en el Alted deben ser unas de ellas. Seguro estoy de que aquellos felices ratos se han grabado con indelebles caracteres en el corazón”.



“FIESTAS EN EL ALTED

El sábado y domingo último, se celebraron en la partida rural del Alted término de Elche, las fiestas en honor a San Francisco de Asís patrón de aquella comarca, fueron costeadas por los cazadores de esta capital en unión de los vecinos de aquel caserío.
Difícil es poder describir la magnificencia de aquel acto; mi humilde pluma se resiste a tanta belleza, pero aunque sea en bosquejo, aunque sólo arranque de mi corazón sus impresiones, he de trazarlas con vivos colores sobre el papel, con objeto de reseñar siquiera sean sus culminantes cuadros.
Empezó la fiesta al contrario que la vida del mártir que nace en la tierra, y acaba en el cielo, ésta empezó a las cuatro de la tarde en la azulada bóveda, y terminó en el anchuroso valle en cuyas fértiles tierras se enclava el caserío del Alted. Al serpentino reflejo del relámpago, sustituía el horrísono estampido del trueno y al relámpago enlazábase cual diluvio de perlas menudas el torrente de la lluvia; más, todo pasó cual meteoro: más tarde se fue despejando de nubes el espacio, y asomó de nuevo Febo su luminosa cabellera.
Las fachadas de la ermita, de la casa de D. Rafael Bonmatí alcalde de la partida y otras de particulares ostentaban infinidad de banderas, escudos, gallardetes, arcos de palmas y profusión de luces. En lo alto y centro del sitio dispuesto para el teatro se colocó un bonito trofeo con los atributos de caza. Desde la casa del alcalde, punto de parada de los Sres. Baeza, canónigo de la Colegiata de San Nicolás, Urios, teniente cura del mismo, y Brotons capellán de los presos pobres de esta cárcel, a la ermita se construyó una ancha alameda adornada con gallardetes. En el semblante de aquellos hijos del trabajo, se pintaba la satisfacción, el orgullo, la alegría.
A las seis de la tarde del sábado una brillante banda de música que dirigía en inteligente profesor D. José Charques dejó oír sus armoniosos acordes por aquel vasto recinto, mientras que por otro lado sonaba con su aguda voz la chirimía acompañada de su infatigable compañero el tabalet. Al son de este alegre contraste, el crespúsculo vespertino tendió su negro manto y apagó con él, las metálicas voces: pero cual no sería el general asombro al percibir que resonaba en nuestros oídos el popular paso doble Los Cadetes ejecutado por la música, el lejano canto de voces humanas. Por otra vereda y con dirección al teatro donde ya había un gentío inmenso, se dirigían los coristas de esta capital entonando, como ellos saben hacerlo, del segundo acto de la ópera Hernani; ¡imposible de describir el buen efecto que producían! ¡qué precisión! ¡qué bien combinadas las voces! ¡qué esmera en la armonía!. Llegué a creer por un instante que soñaba, o leía uno de los fantásticos cuentos de la Mil y una noches.


Ante una concordancia inmensa, se dio principio a la función teatral, consistente en cuadros disolventes, y juegos de prestidigitación y escamoteo, ejecutados por un aficionado de esta capital. Amenizó los entreactos la banda de música, y se elevaron durante estos algunos globos aerostáticos. La función terminó á las doce de la noche con le elevación de una gran palmera de cohetes.
Llegó el domingo, y al son de Diana se fue animando de nuevo la partida. Por esta vereda cruzaban grupos de modestas al par que encantadoras y bonitas campesinas; por aquel camino, con infatigable paso caminaban los jóvenes en busca de otras niñas, ora con objeto de comprometerlas para los bailes, ora por tener la dicha de admirar su belleza, y de esta manera y en continua animación llegó la hora del sacrificio de la misa. Antes de dar principio a este religioso acto, una comisión acompañada por las niñas y niños de las escuelas de la partida, seguidos de la mano de sus preceptores, y llevando palmas blancas, símbolo de su pureza e inocencia, fueron por los ministros del señor para acompañarles al santuario, donde se venera la sagrada efigie de San Francisco. Empezó esta cívica procesión por la chirimía y tabalet, seguían a estos los párvulos, á continuación los señores curas, el alcalde, los cazadores de Alicante, y un numeroso público de los habitantes de la partida, y cerraba la comitiva la banda de música mencionada ya anteriormente.

La nave de la ermita perfectamente adornada, se presentó a nuestra vista atestada de gente, hasta el punto de tener que colocar su púlpito  provisional á la entrada de la nave con objeto de que pudiera oir la oración la apiñada concurrencia que por falta de lugar se agrupaba á la puerta: poco tiempo después llegaba la comisión se principio al acto. La misa de don Hilarión Eslava, fue la escogida para orar al santo patrón, cuya misa fue magistralmente ejecutada por los músicos de la capilla y coristas de esta capital.
El canónigo Sr. D. José Baeza fue el encargado de pronunciar la oración, por cierto que tuvimos una vez mas motivo para apreciar las relevantes dotes oratorios que posee.  ¡Con qué asombro relataba a sus oyentes las galas de la fiesta! ¡Con qué visos de verdad contrita reseñaba la historia y martirizada vida de San Francisco de Asís! ¡Con qué mansedumbre evangélica ponía en relieve las palabras de aquel santo varón, y con qué humildad, con qué cariño, pedía a todos que imitasen su ejemplo!. Alicante de estar enorgullecido por tener hijos como el Sr. Baeza, que por su elevado talento, es digno de figurar entre los que ocupan ya las doradas páginas de la historia.
Al empezar y terminar la misa se dispararon morteretes, así como al alzar al son de la marcha real, se hicieron las mismas descargas.
Un acto religioso a la par que humanitario, tuvo efecto después de terminada la misa. En una casa inmediata al santuario, yacía una mujer enferma y hubo que administrarle los sacramentos. Salió S. D. M. de la ermita acompañada de los señores curas, encargándose de este religioso acto el que precede a la partida, alumbrando los señores D. Juan J. Carratalá, D. Juan Javaloyes, registrador de la propiedad de esta capital, y otros á quienes sentimos no recordar, infinidad de vecinos y forasteros acompañaban al viático, al compas de una bonita marcha ejecutada por la banda de música; imposible es relatar aquel conmovedor cuadro; en medio del campo en el que al paso del comulgar se veían arrodillados por los ribazos, lomas, veredas y caminos, así como á las puertas de lejanas casas de campo, los hijos de aquella comarca, rindiendo tributo y respeto al autor de la gran naturaleza. Terminado este sagrado incidente, y condoliéndonos por la pobre enferma, volvemos á ocuparnos otra vez del objeto de esta revista es decir de la fiesta.
La misma comisión, con los niños, acompañó de nuevo á los señores curas y una vez en la casa, se obsequió á estos con dulces y refresco. Los profesores de instrucción primaria de aquel distrito merecen el beneplácito de los concurrentes, por la buena disciplina é ilustración que se nota entre sus discípulos. Se esparcieron en grupos todas las gentes que poco antes se apiñaban en la ermita y estos grupos se fueron repartiendo en familias, con objeto de entregarse á los dulces placeres que proporciona la mesa.
En la casa llamada de Morant, se reunieron muchos de los convidados á la fiesta, músicos, coristas y cazadores. El tradicional gazpacho, seguido del popular pero sabroso arroz con pollo, fue el encargo de abrir la sesión: durante este debate reinó la alegría más completa, salpicando el acto, felices ocurrencias del auditorio y chistosos brindis, todos parecidos al siguiente pronunciado por uno de los cazadores:

Si me prestan atención
Y el tiempo no mueve cisco
Brindaré con devoción
Por el patrón San Francisco.

Te lo pido de rodillas
Que vengan días felices,
Y entren por esas orillas
Á miles las codornices.

Que tenga buena cosecha
El honrado labrador,
Y nos verás en la brecha
Cazando con gran ardor.

Y como tendrá dinero,
La partida del Alted
Para el año venidero,
Misa, sermó y tabalet.

Los bravos, aplausos, vivas y demás muestras de aprobación por parte de todos se confundían con la gritería y algazara, y de esta misma manera terminaron aquellas felices horas que debieran ser eternas. Escenas parecidas á estas tenían lugar en la casa de Crespo y otras.
Reunidas en tropel junto á la ermita se veían las hijas del Alted con sus pañuelos de pintados colores, y sus rostros alegres como la fiesta, al lado de simpática señoritas de esta capital. Los vecinos de aquel término alternaban cariñosamente con los cazadores y demás convidados. Allá bailaban unos, acullá corrían á coger los pollos, otros frente a la ermita se vendaban los ojos para romper una piñata llena de dulces, otros se entregaban a comprar a sus amadas confites y otras mil chucherías del porrats allí colocado, y la música del tabalet y la chirimía alternaban el espacio.

La fiesta terminó disparándose un bonito castillo de fuegos artificiales, construido por Vicente Vezá, pirotécnico de San Juan, terminado con general aplauso de todos. Desfilaron entonando alegres cánticos los convidados en busca de sus viviendas. Hay horas en la vida que no debieran tener fin, y las pasadas en el Alted deben ser unas de ellas. Seguro estoy de que aquellos felices ratos se han grabado con indelebles caracteres en el corazón de los concurrentes, y todos desean que el próximo sea fecundo en lluvias para poder ofrecer tan brillante acto á los vecinos y convidados, en honor al patrón de la comarca San Francisco de Asís.
P. B. y B.”



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