Este año
se cumplen los 300 años desde la concesión por el emperador Carlos VI del
título de Conde de Torrellano a don Juan Vaillo de Llanos. Obtenerlo no le fue
nada fácil, para ello tuvo que involucrarse en una cruenta guerra que le costó
su patrimonio y un frio exilio. El presente artículo pretende aportar algo de
luz sobre las vicisitudes y vivencias aquel primer Conde de Torrellano.
Para
entender su destino hay que recordar el origen y el discurrir histórico de su
linaje. En un principio se apellidaban Ruiz de Llanos, pero eran conocidos como
simplemente Llanos. Así tenemos como en el archivo de Santa María de Elche se
conserva el árbol genealógico de la familia donde el primer miembro que aparece
es Martín Ruiz de Llanos, de origen burgalés. El apellido cambió con el enlace
de Juan Alonso Vaillo, natural de Cebolleros, jurisdicción de Frías (Burgos),
con María de Llanos, y es en este momento cuando sus descendientes comienzan a
apellidarse Vaillo de Llanos, obteniendo la hidalguía de sangre en el Reino de
Valencia en el año 1587.
Llegaron
a Elche en algún momento del siglo XVI, ocupándose de la administración
municipal, lo que les permitió obtener diversos privilegios militares y la
condición de caballeros. Pronto se emparentaron con las grandes familias
ilicitanas mediante una serie de matrimonios. Eran tiempos en que las
prioridades estaban claras, poco importaban los individuos, lo más importante
era engrandecer el linaje.
En 1618
Pedro Vaillo de Llanos creó un mayorazgo o vínculo que consistía en unir para
siempre el patrimonio familiar y que de esta forma no se pudiese fraccionar ni
vender jamás. Juan Vaillo de Llanos y Ferrer nace en Alicante en el año 1688 y
por sus derechos sucesorios hereda el vínculo fundado por su tatarabuelo, que
previamente fue ampliado en 1639 por Tomás de Llanos.
En 1700
muere sin descendencia el rey Carlos II y España se encuentra con dos
pretendientes al trono para sucederle, uno era el francés Felipe de Borbón
(futuro Felipe V) y el otro el Archiduque Carlos de Austria (futuro Carlos VI del
Sacro Imperio), iniciándose la guerra de sucesión.
Gran
parte de los Vaillo de Llanos, como otras muchas familias de Elche, apoyaron al
archiduque Carlos de Austria, pensando en que éste era la mejor opción para
defender sus intereses familiares.
No está
muy clara la motivación de tal decisión pero debió de estar tomada porque
entendían que el candidato austracista ayudaría a eliminar las trabas que
sufrían los grandes propietarios en la comercialización de sus excedentes
agrícolas. Igualmente se sospecha que influyó el pleito judicial que existía
entre el Marqués de Elche y esta villa para volver a ser de propiedad real. Las
familias patricias ilicitanas eran defensoras de dicho retorno y estaban en
contra de los abusos señoriales del marqués. Eran tiempos de grandes cambios
socioeconómicos donde se estaban sustituyendo las viejas estructuras feudales
por otras modernas.
Iniciada
la guerra los ejércitos de Felipe de Borbón iban tomando plazas por el sur del
Reino de Valencia, primeramente fue Orihuela y en 1706 le tocó el turno a
Elche. En aquel año nuestro personaje cumplió 18 años, una edad llena de
ilusiones y seguramente con sed de grandes aventuras. Él sabía que para obtener
un título nobiliario se podía hacer de dos maneras, o comprándolo o haciendo
reales méritos y las guerras ofrecían una muy buena oportunidad para ello.
Elche
estaba defendida por sus vecinos, contingentes de otras poblaciones y por un
regimiento irlandés formado por 200 hombres al mando del general Robert
Killigrew. Tras un breve asedio por las tropas francesas Elche capituló y fue
saqueada. Según F. Castellvi, en sus Narraciones Históricas, varios fueron los
que huyeron y de entre ellos Isidro, Juan y Pedro Vaillo de Llanos.
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Llegada de la reina a Barcelona |
Pocos
meses después se libró la batalla de Almansa donde vencieron las tropas de
Felipe V. La batalla fue sangrienta y una muestra de ello fue el destino de R.
Killigrew, que anteriormente había defendido las murallas de Elche. En el
fragor de la batalla un español “le cortó la mano derecha de un golpe de
través de su espada, luego por idéntica herida perdió la izquierda por otro
tajo infligido por uno de la guardia real. Y aunque Galloway exhortaba al
hombre a retirarse del combate, no lo pudo conseguir; más aún, ya en su desesperación,
cogidas las riendas con su brazo izquierdo mutilado exhortaba a los suyos con
gritos” finalmente “fue añadido a los que habían sido muertos en la
carnicería, al montón de cadáveres, tras haber recibido una tercera herida en
la cabeza”. Es así como se conseguían los méritos para optar a las
grandezas, por ello fue enterrado en la abadía de Westminster.
Según
avanzaba la guerra los austracistas iban perdiendo plazas importantes como
Valencia, replegándose a lugares más seguros. Nos encontramos a Juan de Llanos
en la “Relación de los valencianos que dexaron el
Reyno de Valencia para seguir a Carlos III”.
En
Barcelona tenía su residencia el pretendiente Carlos de Austria desde 1705,
lugar donde anunció su boda con Isabel Cristina de Brunswick-Wolfenbüttel, una
jovencísima y bella princesa alemana. Ésta viajó desde el centro de Europa a
España para contraer matrimonio, desembarcando con la flota inglesa en Mataró.
En la catedral de Santa María del Mar de Barcelona se celebró la fastuosa boda,
tras la cual se lanzaron fuegos artificiales, hubo desfiles y donde se
representó por primera vez una ópera en España. Entre los presentes a aquella
boda real se encontraba el protagonista de nuestra historia a quien los recién
casados le concedieron la llave capona, que es una llave “honoraria de gentilhombre de cámara
del Rey, a quien se concede este honor sin ejercicio”.
Finalmente
el archiduque Carlos de Austria perdió la guerra, abandonando la península en
1713, y con él un gran número de partidarios que apoyaron su causa. Seguramente
don Juan abandonaría España por Barcelona rumbo a Italia, para pasar
posteriormente a la corte imperial en Viena.
Carlos VI
fue un rey muy agradecido y generoso con quienes le siguieron hasta el final y
en prueba de su agradecimiento, en 1716, concedió el título de Conde de
Torrellano a don Juan Vaillo de Llanos y Ferrer en el palacio de verano de
Laxembug. En el despacho donde se le ennoblecía, escrito en latín, se
puede leer como en el momento de su nombramiento era camarero real y vemos
por primera vez escrito Torrellano, refiriéndose a él como lugar “locum pronominatum Torrellano”. La guerra estaba perdida y el objetivo logrado, era el momento
de regresar a su patria, quizás cansado de la contienda y de la política.
Por
contra otros parientes siguieron con su rey como fue el caso de su tío Isidoro Vaillo
de Llanos, que tras la guerra pasó a Nápoles donde el archiduque Carlos le
concedió una paga. Posteriormente testó en Viena y creó un vínculo en 1732, año
en que murió exiliado. Asimismo otro Isidoro Vaillo de Llanos (pudiera ser su
hermano o su primo) fue nombrado ministro en la Barcelona de 1707.
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Doña Isabel Cristina |
Tras la
guerra los bienes de los austracistas fueron confiscados con el fin de
indemnizar las pérdidas de guerra. Los bienes del mayorazgo de los Vaillo de
Llanos no fueron una excepción, y así fueron administrados y arrendados
primeramente por el Marqués de Laconi, y posteriormente por la Hacienda
Pública.
Tras la
victoria de Felipe V se firmó el tratado de paz de Viena, donde se reconocían
los títulos otorgados por ambos monarcas. Juan Vaillo de Llanos regreso a Elche
recuperando su patrimonio y en 1728, mediante Real Cédula, obtuvo el
reconocimiento de Felipe V como Conde de Torrellano. La presentación de su
nombramiento en Elche como Conde no se pudo hacer hasta 1745, un año antes de
morir.
El primer
Conde fue un hombre pragmático que gestionó muy bien su patrimonio pasando de
tener todos sus bienes confiscados a engrandecer aún más el vínculo familiar.
Disponía de numerosas propiedades urbanas y almazaras. De las rústicas de
secano podemos mencionar la hacienda del Barranco del Grifo, una cañada en
Saladas, la hacienda con torre de la Cañada Ancha y la Cañadita. Pero sin
ninguna duda el bien más precioso que poseía eran los hilos de agua que regaban
los huertos de Elche.
Tenía
varios huertos como los de San Francisco, El Cipreret, o el Hort de Baix, y el Molino Real, éstos últimos integrados en el Parque de
Elche. De entre todos sus huertos destacaba uno por su alto valor económico y
por su representación nobiliaria y era el huerto de la Torre de los Llanos (hoy
Torre de Vaillo), torre donde se encontraba esculpido el escudo de su linaje.
Es curioso saber cómo de entre todas la palmeras que tenía escogía una de
ellas, la llamada “Pasquala”, para que todos los dátiles que diera fueran
reservados para él.
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Laxemburg |
Finalizada
la contienda el pleito antiseñorial de la villa de Elche contra su Marqués
continuó para lograr que la villa dejara de pertenecer al marquesado y pasara a
patrimonio real. En 1735 vemos como la pequeña nobleza local firmó, y entre
ellos Juan Vaillo de Llanos, una petición asumiendo la defensa de la villa y su
libertad “ya que no es un perjuicio temporal sino irreparable, perpetuo y
sucesivo”.
Torre de los Llanos |
En 1724
se casó con doña Clara Ortiz de Almodóvar y Beaumont y Navarra, teniendo tres
hijos, Mariana, Francisca y Carlos, éste último será el segundo conde de
Torrellano. Su mujer era 19 años más joven que él y provenía de una ilustre
familia, muriendo a los 31 años.
Pocos
días antes de morir don Juan Vaillo de Llanos, ya postrado en la cama con 58
años, testo dejando a sus herederos uno
de los más importantes vínculos del municipio, pero también acordándose de sus criados más
cercanos. Tras su fallecimiento se inventarió detalladamente todo su patrimonio
y puedo decir que era impresionante.
Y estas
han sido unas breves notas sobre la intensa vida de aquel primer Conde de
Torrellano, un hombre que se involucró decididamente en la guerra de sucesión,
de la que finalmente salió bien parado gracias a su pragmatismo, y que con el
paso del tiempo dio nombre a nuestra partida.
Juan
Francisco Mollá
Fantástico,una gran publicación digna de un gran historiador .- Mi más sincera felicitación.
ResponderEliminarRamón vte.
Fantástico,una gran publicación digna de un gran historiador .- Mi más sincera felicitación.
ResponderEliminarRamón vte.
Bravo!
ResponderEliminarHola, el topónimo de Torrellano por tanto proviene de Llanos (apellido de don Juan Vaillo de Llanos, Conde de Torrellano), pero, y ¿Torre?, ¿se refiere a la Torre de Vaillo que era de su propiedad?. Saludos.
ResponderEliminarBuena pregunta, esa es la duda, puede provenir de una de sus dos torres, la de Vaillo que conocemos junto a Elche, o por la de la Cañada Ancha, yo me inclino por la primera, era la mas importante. Un saludo,
EliminarEn esa torre, la del Huerto de la Torre, viviá una tía de mi abuelo (María García Vives) a finales deel siglo XIX, y en 1899, al retorno de los soldados de la Guerra de Cuba vivió mi abuelo (Juan García Juliá)unos meses con sus tíos y primos (entre ellos Juan Pomares García, retornado a la ves, pues sirvieron juntos en el Guadalajara nº 20)
ResponderEliminar👍❤️🤝
ResponderEliminar¡Muy buena historia y explicada de forma muy profesional!
ResponderEliminarp
ResponderEliminarvaya mierda torrellano
ResponderEliminarreal
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