LO
I BRISÓ
En
una ocasión alguien me relató una extraña historia que ocurrió hace mucho
tiempo. En el Clot de Galvany existió una torre llamada Lo i Brisó que fue
propiedad de una adinerada familia de Santa Pola. Por aquella zona también
habían otras casas, todas ellas mucho más humildes, habitadas por labradores,
donde el único agua potable de que disponían era el de los pozos, los alimentos
que comían eran producidos por ellos mismos y la única luz que vieron era la
del sol o la del candil. A pesar de ser una zona asilada y muy tranquila, todas
las noches, cuando estas familias se iban a dormir, cerraban bien las puertas y
ventanas. En ocasiones habían noches distintas a las demás, siempre noches de
luna oscura, donde ya muy tarde se oían aterradores aullidos. Al oírlos los
vecinos se inquietaban y nadie se atrevía a salir de casa, ni siquiera los
hombres armados se atrevían a cruzar el umbral de sus casas. Había que esperar
en las camas hasta el amanecer.
La
mencionada casa Brisón debe su nombre a su propietario Jaime Brisón quien la
compró en 1711 a Salvador Gosalves y Francisca Esplá por 1030 libras y ya por
aquella época fue una de las casas más importantes de la partida de los
Balsares y especialmente del Clot de Galvany.
Finca Lo i Brisó (al fondo labrando con mula) |
Poco
sabemos de su propietario, debiendo de ser un oficial del estado mayor de
artillería destacado en Alicante. Por su apellido podemos suponer que tenía un
origen extranjero pues Brisón procede del Bryson británico o del Brisson
francés. Posteriormente la finca perteneció a sus herederos y en 1779 a Mariano
Aracil, Regidor Perpetuo de Jijona.
La
casa estaba compuesta por una residencia, torre, una hermosa bodega y corral
para el ganado. Además tenía una ermita que ciertos estudios arqueológicos
recientes la sitúan al otro lado de la laguna de donde se encontraba la casa
pero que los vecinos la conocieron situada a doscientos metros en dirección
opuesta, hacia la sierra del Cabezó. Tras el terremoto de 1885 se derruyó la
fachada de la casa que hubo de ser reconstruida.
En
los primeros censos catastrales encontramos que la finca tenía dos tahúllas de
olivos, seis de plantados, siete de viña y 607 tahúllas de tierra campa. Aparte
de su aprovechamiento agrícola y ganadero durante el siglo XVIII se
aprovecharon los grandes pinos que allí se encontraban para uso maderero.
Como
curiosidad contaré que debido a la frecuencia con que se llenaba de agua de
lluvia el Clot de Galvañ se hacían intransitables los caminos que lo cruzaban.
Por ello los propietarios de la casa tenían a su disposición una barca que les
permitía cruzar de lado a lado la laguna en caso de inundaciones y así no
quedar incomunicados con Alicante.
La
vida de los labradores que vivían en el Clot de Galvany era muy sacrificada
pues aquella zona era de secano y las únicas cosechas eran las de trigo y
cebada exclusivamente cuando llovía. También había algún que otro olivo y
algarrobo y una zona improductiva de saladar. Otro de los inconvenientes del
Clot era que en los años de abundantes lluvias los vecinos se marchaban a
vivir a otros lugares, especialmente al Cap, huyendo de las enfermedades
relacionadas con el agua estancada como el paludismo. Cuando eran años secos se
podían quedar en la casa del Clot.
Los labradores compraban lo que necesitaban en Santa Pola
o en El Altet, y cuando la ocasión lo requería cogían el carro con la mula y se
marchaban a Alicante a comprar otros artículos que habitualmente no se podían
comprar en otros lugares. En verano salían hacia la capital rompiendo el
amanecer pues se tardaba en carro dos horas y media la ida y la vuelta.
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Preparando las paellas |
El lugar era una zona virgen donde lo único que abundaba
era la naturaleza, se solía salir a recoger esparto, caracoles serranos,
tomillo, rabo de gato, cantahueso, romero y demás bienes que da la sierra de
Santa Pola.
En la década de los años 50 estas tierras cambian
totalmente su fisonomía cuando pasan a ser de regadío. Este cambio da un gran
impulso a los labradores pues les permiten cultivar hortalizas y otros cultivos
teniendo la cosecha asegurada. Aquello les proporcionó un gran bienestar.
A comienzo de la década de los 60 la sociedad ETASA
arrendó la finca de Lo i Brisó para cultivar tomates con el objetivo de
exportarlos. Aquello revulsionó el Clot al cambiar la agricultura tradicional
por una agricultura más intensiva y comercial.
Para terminar quisiera dedicar el presente artículo a
Manuel Meléndez, quien en muchas ocasiones me regaló su compañía y su
conversación, y al que siempre recordaré con agradecimiento y aprecio. En una
de ellas me habló de esta casona. Recordaba como de pequeño su abuelo le
contaba multitud de historias, como la de aquellos perros que aullaban de noche
y que aterrorizaban a los niños y que no eran otra cosa que una señal que sólo
los adultos sabían interpretar. Eran las noches de oscuridad total que
aprovechaban los contrabandistas para descargar en la playa del Carabassi los
fardos de sus barcas y transportar la mercancía ilegal por un camino hasta Lo i
Brisó, así cuando los vecinos escuchaban aquel fantasmal aullido era la señal
de que no debían de salir de casa para no ser testigos de nada, si es que no
querían perder su vida.
Juan F Mollá
Publicado en el Crisol – Enero 2014
TORRE BRISÓ
TORRE BRISÓ
*Posteriormente a la publicación, conforme se han estudiado los restos arqueológicos, la antigua ermita estaba en un lugar opuesto al indicado en mi artículo.
Excelente entrada. Meto un enlace en mi blog. Venga
ResponderEliminarMuy interesante artículo. ¿Como podría encontrar con más exactitud la ubicación de esa antigua ermita? Gracias
ResponderEliminarSe han realizado estudios arqueológicos al respecto, que se pueden visitar andando, y está muy cerca de la antigua casa, pero en el término de Elche, Un saludo,
Eliminarhttps://dprha.ua.es/es/noticias/asentamiento-campesino-y-ermita-de-el-cabezo-clot-de-galvany.htm
Muchas gracias.....me ha gustado lo escrito.......
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